Esta es la historia donde dos corazones no pueden seguir juntos por cosas del destino.
Su nombre era Juan. No muy lindo pero tampoco feo del todo- era más bien un hombre de belleza popular- era lo que cualquier mujer podría llegar a desear rumiaba él en su mente. Cada que veía una mujer la examinaba para ver si ella dejaba entrever alguna señal, de que él hubiera ganado algún terreno-era un tanto convencido-. Era una persona afable, amorosa, lleno de buenos sentimientos, con deseos de salir adelante y de siempre aprender cosas nuevas. Se mantenía muy inquieto en sus momentos libres, tratando de no desperdiciar ni un solo segundo. Llegaba hasta tal punto que la situación se volvía un poco engorrosa, queriendo-él- que las personas que lo rodearan tuvieran sus mismas inclinaciones, olvidando que cada cual hace con su vida lo que quiere. Esto le produjo más de un disgusto y decepción.
Era un hombre de amigos seleccionados. No era el típico que tenía muchos que lo acompañaban, más bien eran pocos, pero con los que tenía, se la llevaba muy bien.
Había algo en él -que él mismo decía- que era algo inexplicable; se oponía siempre a sus mejores momentos. En los momentos donde debía estar feliz se mostraba de una manera indiferente-no porque lo hiciera voluntariamente- sino que era aquello que él no podía describir con palabras el causante, eso misterioso de lo que él se quejaba; le quitaba todo su deseo de ser amoroso y cariñoso; era su antagonista más perverso jamás encontrado con el cual emprendía luchas con mucha valentía, tristemente terminando siempre derrotado, convencido-al iniciarla- que ganaría la batalla. El sabía que de llegar una oportunidad preciosa para él se vería en graves dificultades de aprovecharla, ya que este entrometido-indeseado se opondría en sus planes, tratando de que no se realizara nada de lo que a él le conviniera. Este pensamiento torturaba de manera casi monótona la vida de Juan.
Este misterioso enemigo en la parte que más crueldad tenía para con Juan era en su parte afectiva. Era algo que se apoderaba de él de tal manera que lo imposibilitaba de dar y recibir cualquier sentimiento amoroso. Atacaba a Juan en el momento culmen de sus relaciones. Le resultaba imposible en el estado que aquel lo dejaba, dar y recibir cualquier sentimiento; esto era la causante de que perdiera sus más queridos amores; se iban de la vida de él pensando que era un embustero y engañoso; inestable e inmaduro, porque de lo que veían-como era en un principio en la relación- no quedaba nada al final.
Krystal era una linda mujer- y de verdad que lo era-. Se enamoró perdidamente de Juan ya que según ella veía en él lo que siempre había deseado de un hombre.
Juan no podía creer que una linda mujer como Krystal se hubiera enamorado de un tipo como él, eso lo dejaba un poco desconcertado. De seguro –pensaba Juan- si ella se diera cuenta de lo que me acecha, se alejaría inmediatamente de mi lado. Este pensamiento como se los dije hace un instante siempre acompañaba a Juan, inclusive siendo una mujer tan bella como Krystal.
Empezaron a salir, a conocerse. Juan daba todo de sí para enamorarse de Krystal ya que él quería profundamente. La hacía sentir muy bien al corresponder los detalles que ella tenía con él, pero siempre en su interior está ese arcano interfiriéndose entre ellos. Cuando había un momento de tregua entre este mal y Juan, él se sentía enamoradísimo de ella, llegando a tal la situación que ese comportamiento asombraba de manera positiva a Krystal. Ella lo disfrutaba, pero con el paso del tiempo empezó a percibir que pasaba algo porque en algunos momentos le era muy difícil a él, ser del todo natural con ella; eso empezó a levantar sospechas.
Juan convencido de que la amaba pero muchas veces sin percibir sentimiento alguno por ella, seguía, aunque esto muchas veces le costará ratos amargos. El quería que ella fuera la mujer de su vida pero esta fuerza misteriosa no se lo permitía. Muchas veces en las noches de Juan-este arcano- le arrancaba de manera insensible manojos de lágrimas, que brotaban por su impotencia y frustración.
A pesar del gran amor que Krystal sentía por Juan empezó a sentirse un poco fatigada por esta situación y por momentos consideraba la opción de que estar con él era más un suplicio, que una relación amorosa. Todo esto se borraba de la mente de Krystal cuando Juan de un momento a otro aparecía como el hombre de su vida haciéndola sentir como la mujer más amada. Estos momentos no dejaban que la llama de amor de Krystal no se apagará de manera inminente.
Fueron pasando los días. Juan lloraba en su interior porque sabía que una vez más esta situación le estaba ganando la batalla y se daba cuenta de las consecuencias que ya había causado por el trato un poco frívolo que ella tenía hacia él en algunas ocasiones. En este momento Juan se decidió por contarle la verdad a su amada; ella lo comprendió y hasta se sintió un poco juzgada por su conciencia al ver que el trato que le daba Juan que no era muy amoroso se le salía a él de las manos y no podía controlarlo. Esto fue como una refrescante bebida encontrada en medio del desierto para la relación de Juan y Krystal ya que volvió a tomar nuevo impulso pero con mas comprensión de parte de ella hacia la situación que él vivía.
Juan se sentía más tranquilo de saber que Krystal ya sabía que era lo que le pasaba a él pero esto no aminoraba su lucha interna contra su peor enemigo. En muchas ocasiones se mostraba tan ardua la batalla que pensaba en acabar con su vida, ya que según él eso no era vida sino más bien un castigo.
Las cosas siguieron como venían pero Krystal mostraba más comprensión que antes, osea que no se daba por rendida tan fácil ya que ella verdaderamente lo amaba.
Pasaron muchos días repitiéndose esta situación: Juan se mostraba indiferente y ella comprendiéndolo. Para Krystal no era fácil saber que sus amigas y amigos tenían relaciones estables y que no pasaban por esto, llevándola a desear tener otra persona que no tuviera lo que él tenía para poder disfrutar de un amor recíproco. Juan lloraba porque sabía que se acercaba el momento en el que Krystal-por más que lo amara- no iba a resistir mas y lo iba a dejar solo como ya había pasado en ocasiones anteriores con sus amores; Juan se sentía de la manera más vil e impotente. Krystal lo comprendió hasta donde más pudo, llegando incluso a límites insospechados para ella, pero… llegó el día en que Krystal le hizo saber a Juan que lo que ella sentía por él había amainado mucho y que ya no era suficiente para seguir con lo que ellos dos tenían.
Juan lo entendió y por su madurez aceptó dejar libre a Krystal porque él no quería que ella estuviera al lado de un hombre como con el que no la podía hacer completamente feliz. “Krystal te agradezco todo lo que hiciste por mí y espero que algún día entiendas que esto rebasa mis fuerzas” le dijo él a ella en medio de voces cortadas y lágrimas. Krystal sintiéndose más libre se alejo de Juan y lo dejo para siempre.
Cuando se encontraban ya la situación no era la misma. Juan guardaba mucha gratitud hacia Krystal pero Krystal no sentía lo mismo por él haciendo que sus encuentros fueran más desagradables que agradables. Ella lo miraba con cierto aire de desprecio porque sentía que había perdido valioso tiempo de su vida al lado de una persona que –según ella- nunca le amo. Esto animó a Juan a no volverla a buscar y a empezar a no volverle a hablar, llenándose un poco de resentimiento porque percibía en la actitud de Krystal que ya no le creía nada. Esta situación terminó por detonar un alejamiento en el cual ya no había vuelta de regreso. Juan y Krystal terminaron por ser como unos desconocidos.
“No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista” Fin
Aquí les comparto otra de mis creaciones.
Hasta la próxima
Jorge Iván Soto
muy realista esta historia y muy bonita, felicitaciones...DTB
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